CASTELLDEFELS
LA VENTANILLA DE MARÍA
A un kilómetro escaso del pueblo de Castelldefels había un cerro que en los años 60 no era más que eso. Se llamaba Urbanización Vista Alegre gracias al mural que se podía ver en la fachada de la masía de Can Mansió ya que desde su cumbre se puede contemplar un bello panorama que abarca todo Castelldefels hasta el mar. Bien llegados al piso LA VENTANILLA DE MARÍA. Con 97 m² y ubicado en este enigmático barrio de nuestra ciudad nos invita a conocerlo desde la verdadera vida de sus habitantes. Un buen día apareció una casita en lo alto del cerro. Era una casita que apenas medía tres metros del suelo al tejado, sin embargo tenía un pequeño jardín delante de la fachada que era como una sonrisa de bienvenida que daban sus habitantes a la poca gente que caminaba por ahí. Atravesamos la calle y entramos en el piso. El salón de 25 m² responde a un ambiente íntimo y relajado desde donde podemos acceder a la terraza de unos 8 m², espacio tranquilo para sentarse y ver pasar las tardes hasta el anochecer. Al poco tiempo, la primera casita que se instaló en el barrio ya tenía tres o cuatro vecinas, pequeñas como ella, sin embargo igual de bonitas; estas tres pronto se vieron rodeadas de muchas más hasta crear el barrio de la actualidad. Continuamos por la cocina, ubicada en la parte central se convierte en el punto más transitado del piso. En el baño nos encontramos una reforma de carácter compuesto de modernidad u practicidad. Muchas de las familias que viven en la Urbanización, saben de los esfuerzos y sacrificios que les ha costado la casa que habitan. Tres dormitorios grandes hacen de este lugar el espacio ideal para una familia. Comparten un vestidor. El piso LA VENTANILLA DE MARÍA se complementa con un gran espacio trasero en donde un gran cerramiento hace de terraza de invierno una parte y de lavadero la otra. Grandes armarios suman en el espacio. Como punto final una terraza descubierta nos da luz y alegría en nuestro patio privado. Las familias de Vista Alegre pensaron en hacerse una casita para tener un hogar propio que gracias a dedicar horas de su descanso y que, saco a saco y ladrillo a ladrillo, construyeron el barrio más emocional de nuestra ciudad.